El 9 de diciembre de 2007, tras dos intentos anteriores, el partido político de Mauricio Macri, bajo el lema de «PROyectos, PROpuestas», logró finalmente imponerse en las urnas y llegar a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad. Con su desembarco en el poder local, lo hizo como primer presidente de SBASE el ingeniero Jorge Irigoin.

La empresa estatal, por aquel entonces, llevaba al frente las obras de extensión de las cuatro estaciones de la línea A, las dos de la B, y sólo las estaciones Corrientes, Parque Patricios y Hospitales de la línea H. Los avances de los siguientes tramos de la flamante línea aún eran una utopía. Poco tiempo después de asumido el PRO, en los obradores de SBASE comenzaron a circular los planos oficiales distribuidos por la empresa con el plan de extensión contemplado por las leyes 317 y 670, y los frentes de obra sobre los que se trabajaba. Hasta ahí no había ninguna sorpresa.
 
El plano en cuestión contaba con todas las líneas F, G e I, incluso con la extensión a Ciudad Universitaria, algo que la ley 670 plantea como posibilidad a futuro. Pero llamativamente la línea H frenaba su trazado en la estación Facultad de Derecho, sin finalizar en la terminal de Retiro, donde sin más la ubica la ley 317, pionera en el trazado de nuevas líneas de Subte. Ante mi desconcierto al ver un plano llamativamente incompleto, acudí a preguntarle a los ingenieros a cargo de la extensión de la línea H, quienes me respondieron –aún recuerdo– muy tajantemente: “Es el plano oficial, lo que nos dictamina hasta dónde debemos construir. No sabemos más que eso”. Le resté importancia al asunto, pero me quedaron dudas.
 
 
Unos meses después de ese episodio, desde enelSubte.com nos tocó cubrir el intento del macrismo de cambiar las leyes 317 y 670 por una nueva ley de Subtes que rediseñaría todo el trazado de líneas. El proyecto, que rápidamente presentó el macrismo ante la Legislatura a tan solo tres meses de asumir, no logró ser aprobado en el recinto aunque se consideraron algunas modificaciones tales como la posibilidad de que SBASE pueda operar directamente la red sin mediar concesión. Finalmente el texto salió sin cambios de trazas con el número de ley 2710. Lo curioso de ese intento no prosperado de Macri es que buscaba crear la terminal denominada Retiro Norte, precisamente detrás de la Facultad de Derecho, donde la línea H terminaba en los planos de obra de SBASE.
 
Retiro Norte es, acaso, el eslabón principal de uno de los proyectos inmobiliarios más importantes de los últimos 30 años. En su versión original contemplaba reemplazar las terminales actuales de los ferrocarriles con una nueva única terminal un kilómetro antes, para luego disponer tanto de los edificios de las terminales actuales como del trazado ferroviario y de toda la zona de la Villa 31 para realizar un ambicioso plan inmobiliario que algunos se apresuran a bautizar como “Puerto Madero II”. Pero Macri no pudo en la Legislatura y Retiro Norte, piedra fundamental del proyecto, tuvo que esperar.
 
Tres años después, ya con Juan Pablo Piccardo al frente de SBASE, la Ciudad licita y adjudica mediante el novedoso aunque costoso y cuestionado sistema “llave en mano” la extensión de la línea H en sentidos norte y sur. Los trabajos, entregados a la UTE Techint-Dycasa, contemplan una extensión de 1,80 km hasta Nueva Pompeya y 2,80 km hasta Plaza Francia, siendo un total de 4,60 kilómetros de túnel excavados en total. La licitación, llamativamente, deja fuera el último tramo que llevaría la línea H hacia su destino final: Retiro. La extensión desde Plaza Francia hacia Retiro es de tan sólo 16 cuadras, pero se decidió dejarlo sin construir, tal como lo anticipaban aquellos planos del 2007 y aquel proyecto de ley de Macri del 2008. En conversación telefónica con motivo de una entrevista, le consulté a Juan Pablo Piccardo el motivo de tan absurda exclusión. La respuesta fue que supuestamente el tramo no representaba un tráfico de pasajeros tan importante como el ya adjudicado, aunque no se descartaba la construcción a futuro.
 
Con la maquinaria trabajando a toda velocidad en la Plaza Intendente Alvear, la ONG Basta de Demoler presentó un amparo que frenó la estación durante un año. Se abrió una etapa de debate que debía determinar la nueva ubicación de la estación sin que altere la protección patrimonial del parque. Un año después, la justicia finalmente desestimó la demanda y falló a favor de SBASE y de su proyecto original. Sin embargo, sorpresivamente SBASE no retomó las obras y decidió llevar el tema a la Legislatura aduciendo que la ubicación de Plaza Francia debía decidirse allí, cuando por ley desde hacía más de diez años estaba decidida su construcción como parte del recorrido hacia Retiro por Libertador. El diputado Rafael Gentili, de Proyecto Sur, bajo su bandera de “inclusión social” y aprovechando el parate de la línea en Plaza Francia, presentó un proyecto para llevar la línea H a la villa 31. La idea, curiosamente, no sólo fue bien recibida por el PRO, sino que decidieron darle impulso al proyecto y buscar dictamen para ser tratado en el recinto en los próximos días. El borrador contempla, además, la fusión operativa de la línea H con la línea C en su cabecera de Retiro.
 
La Legislatura tratará próximamente no sólo un proyecto de cambio de traza que no reviste de ningún estudio de factibilidad técnica, ningún análisis serio de intención de viaje origen-destino, ni contempla siquiera las severas incompatibilidades operativas que existen entre las dos líneas que intenta fusionar arbitrariamente, cuyos objetivos originales no eran ofrecer la posibilidad de que pasajeros de Constitución puedan viajar hacia Nueva Pompeya en un viaje que demandará más de una hora bajo tierra. Lo que tratará la Legislatura próximamente es el emplazamiento de la piedra filosofal de un proyecto silencioso aunque de gran envergadura cuyo objetivo final es alistar el terreno para emprender un histórico proyecto inmobiliario que no deje otra alternativa que concretarlo, sin vuelta atrás.
 
Render del «Proyecto Retiro», estudio de arquitectos Hampton & Rivoira
 
Mediante la creación del centro de transbordo Retiro Norte y una línea H que directamente se sumerja en medio de uno de los suelos más caros de la Argentina, se buscará revalorizar los alquileres y las propiedades de los habitantes de la Villa 31 que, lejos de la urbanización soñada por Gentili, tendrá como objetivo final ir despojando a los habitantes de sus propiedades cuyos costos aumentarán estrepitosamente y resultarán insostenibles.
 
Aquí no hay un proyecto sincero y en miras a la sociedad. No hay un consenso político ni un llamado a concurso para la presentación de ideas. No hay un debate legislativo sobre qué hacer con esos terrenos. Nadie dice qué se pretende hacer con la Villa ni sus habitantes. Lo que aquí hay es un proceso sigiloso y silencioso emprendido en 2007, aunque ideado hace 30 años, donde la Villa 31 no sólo no será urbanizada sino que sus áreas no serán afectadas por ningún estudio de planeamiento urbano mediante el cual se debiera disponer ordenadamente del uso del espacio público y privado de un sector que en su mayor parte pertenece al Estado Nacional.
 
La «nueva» línea H no sirve a ninguna población objetivo. Para los habitantes del resto de la Ciudad pasar por el medio de una villa de emergencia no es el escenario más deseable ni recomendable, por antipático o políticamente correcto que pueda sonar. Pero ocurre que la línea nunca podría pasar por la Villa tal como se la conoce sin que se la urbanice, por lo cual tampoco sus actuales habitantes se verían beneficiados. La combinación de terrenos ganados al río y construcciones precarias hace que la construcción de una línea sea absolutamente inviable.
 
Cuando el Subte pase, será porque ya no exista asentamiento. ¿Qué habrá cuando no exista asentamiento? ¿Qué ocurrirá con los terrenos más caros y codiciados de la Ciudad? ¿Quiénes vivirán o trabajarán allí para beneficiarse? Lejos de ser la línea villera, lejos de las declamaciones inclusivas, la línea H reformada será sinónimo de exclusión incluso antes de que comience a construirse, incluso si finalmente no se construyera. Detrás del discurso social, agazapados, están los verdaderos ideólogos y beneficiarios de esta maniobra. Quieran los legisladores ser cómplices. Al menos, hace seis años al ver ese plano incompleto, no me falló la intuición.